Las vacaciones, el merecido descanso, pueden ser una gran oportunidad para afrontar con más serenidad nuestra vida espiritual. Más, considerando la experiencia de haber vivido estos días de confinamiento en los que quizá nos hemos planteado algún cambio en el modo de enfocar nuestra vida, entre otras cosas, dedicar más tiempo a la familia. ¡Vale la pena!
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